Hemos visto una invasión de productos médicos en recientes fechas; no es para menos, mucho de esto se está ocupando para hacer frente a la contingencia causada por el virus. No obstante la invasión de estos productos no es solo por la pandemia que enfrenta el mundo.
El tema de la salud es altamente redituable y no de apenas, por lo mismo hay mucho interés y mucho capital alrededor de esta industria. Era hasta cierto punto obvio ver que en un mundo que estaba bajo una emergencia dada por un virus, los instrumentos, insumos y mano de obra médica serían requeridos.
Pero veamos un poco hacia atrás.
Con el nacimiento de las grandes urbes, nos hemos encontrado en la pasividad de las oficinas. Esto es relativamente nuevo y casi podríamos afirmar que se dispara con el nacimiento de los ordenadores o computadoras. Mucha gente en espacios pequeños y sentada frente a sus máquinas, resolviendo labores a distancia.
Esto también generó la necesidad de romper con esa pasividad y generó una “cultura fitness”; en pocas palabras la necesidad de moverse y cuidar la alimentación. Con esto también se ha ido generando la necesidad de monitorear el progreso o los objetivos para quienes se toman muy enserio su salud.
Esto me parece fue el real “boom” de estos dispositivos. Iniciaron con los monitores cardíacos. Posteriormente salieron los relojes inteligentes y la posibilidad de traer en tu muñeca permanentemente un dispositivo que mide las pulsaciones por minuto.
A la par también se han ido popularizando los dispositivos médicos que antes solo los podías ver en un consultorio o que incluso solo era posible ver en hospitales especializados.
Medidores de glucosa, oxímetros, baumanómetros, básculas inteligentes, pulseras con gps y otras tantas funciones, relojes inteligentes, etc, etc. En fin tenemos una amplia gama de aparatos actualmente para checar nuestra salud.
Me parece nadie tuvo esa visión de una enfermedad en 2020 que colapsara al mundo. Lo que sí creo es que cada vez estamos siendo más consientes de nuestro cuerpo y cómo funciona. Cada vez sabemos más los parámetros en los que operamos. Somos más conscientes de lo que necesitamos para tratar de ser longevos; aunque mucho de lo que hagamos apunte en la dirección contraria.
Hoy estamos inundados de mascarillas en todas las versiones, termómetros, gel antibacterial, caretas, guantes de latex y otros tantos dispositivos que solo se veían en los quirófanos.
Seguramente mucho de esto esté llegando para formar parte de nuevas reglas, incluso de etiqueta; nuevas formas de interactuar. Los productos médicos nos traen a la mente dolor y angustia en su mayoría. El olor a hospital no es el más agradable, pero lo que no podemos dejar de lado es que esto ha permitido alargar la vida del ser humano.
Esta vez solo los invito a que seamos empáticos con estas nuevas reglas y colaboremos a protegernos haciendo uso de lo que la autoridad recomienda. Caretas, guantes, cubrebocas y gel antibacterial es lo que debemos tener a la mano para evitar caer en esta pandemia. Actuemos y formemos parte de esta nueva cultura.
¡Hasta la próxima!
Con una carrera comercial de más de 20 años, con experiencia en distribución y retail, emprendedor en las áreas de aparador o consumidor final. Estudios en la Universidad De las Américas de Puebla, así como en la International Chamber of Commerce en materia de contabilidad y comercio exterior.